¿Por qué muchos niños de alta capacidad no reciben un diagnóstico adecuado?

Diagnóstico de la alta capacidad

1. Introducción

Es un hecho incontestable (el profesor Javier Tourón lo ha señalado en numerosas ocasiones en su excelente blog) que en España asistimos a un infradiagnóstico de los alumnos con alta capacidad. Amén de ello, no solo la cifra de alumnos identificados con alta capacidad está muy por debajo de la media internacional, sino que en ocasiones los alumnos con alta capacidad reciben diagnósticos múltiples y erróneos. En esta entrada vamos a analizar algunas causas de esta situación.

2. Causas del infradiagnóstico y diagnóstico erróneo del alumnado con alta capacidad

Existen al menos tres razones que explican esta realidad. La primera de ellas radica en una insuficiente formación de los profesionales sobre las características y perfiles de los alumnos de alta capacidad que conlleva la ausencia de diagnóstico de los mismos o un diagnóstico diferencial erróneo. Tanto los profesores como los orientadores e inspectores así como los profesionales de la salud (psicólogos clínicos, pediatras y psiquiatras) reciben escasa formación específica que les permita diferenciar las conductas derivadas de la alta capacidad de otros rasgos o patrones conductuales asociados en ocasiones al TDAH o al autismo de alto funcionamiento.

Tanto la formación en los grados de psicología, magisterio y pedagogía como en los de medicina no contempla en la mayor parte de las facultades españolas la especialización en educación y desarrollo del talento y en la atención al alumnado con alta capacidad. Sin embargo, no sucede lo mismo en el caso del alumnado con discapacidad, que ha sido objeto de un estudio, investigación y formación profundos, como no podía ser menos. Lo cierto es que los programas de prácticas y de entrenamiento de los grados en educación y salud ponen mucho mayor énfasis en las personas que se sitúan dos desviaciones típicas por debajo de la media que en las que se encuentran justamente dos desviaciones típicas por encima del promedio. ¿Por qué? No es este el momento de responder a esta pregunta. Solo podemos constatar que los esfuerzos formativos en el campo de la educación del talento en España han sido muy puntuales, episódicos y muy escasos, mientras que todos los expertos coinciden en afirmar la necesidad de mayor investigación y formación en este campo, de ahí la urgente necesidad de postgrados y másters sobre alta capacidad y educación del talento.

La segunda razón, especialmente asociada a los diagnósticos erróneos o poco precisos, tiene que ver con el hecho de que algunos rasgos de la alta capacidad se solapan con otros cuadros diagnósticos (como TDAH o autismo de alto funcionamiento) y de que, en ocasiones, la propia alta capacidad encubre o hace más difícil para el profesorado la detección de otros problemas subyacentes que puede presentar el alumno de alta capacidad (como por ejemplo, dificultades específicas de aprendizaje). Esto hace que el diagnóstico diferencial sea más complejo y que aumente la probabilidad de falsos diagnósticos. Por ejemplo, un niño que sea cognitivamente brillante puede hacer pasar inadvertidas ante sus profesores sus dificultades de aprendizaje al ser capaz de adquirir los contenidos de las materias simplemente escuchando, viendo y rindiendo como la media. Así pues, sabemos que dadas las características de los alumnos de alta capacidad, esta población tiene mayor probabilidad de recibir múltiples diagnósticos de tal forma que se extiende la percepción errónea de que tienen más dificultades que el resto de los alumnos.

La tercera razón, directísimamente asociada al infradiagnóstico de la alta capacidad en España, tiene que ver con la no aplicación de protocolos proactivos, sistemáticos y universales de identificación del talento y la alta capacidad en los centros educativos. Realmente, es desolador que en nuestro país existan 17 políticas educativas distintas en este campo y que no dispongamos de un protocolo nacional de identificación del talento. Este año electoral es buena ocasión para exigir a nuestros políticos desde la sociedad civil que incluyan este aspecto en sus programas electorales. Querido lector, quizá no te sorprenda, pero en España no existe ningún partido político que entre sus medidas en el campo de la educación contemple la aplicación de un protocolo universal, sistemático y proactivo de identificación del talento en las aulas. Esta, como otras tantas tareas, debe ser una prioridad para la sociedad civil española, algo que subsidiariamente debe acometer ella misma sin demora como sucede en otros países, sin esperar a que las administraciones o los partidos políticos sean los agentes principales y únicos de este proceso.

 

 

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