El gobierno corporativo de los centros educativos
El pasado jueves tuve la feliz ocasión de escuchar en Burgos la ponencia del profesor Manuel Bermejo titulada «Implementando y perfeccionando un modelo de gobierno corporativo de la empresa en seis pasos» y de conversar a su término con él a propósito de la misma.
En un mundo cambiante marcado por la conectividad y la globalización, las organizaciones afrontan el doble reto de mantener sus señas de identidad tradicionales y de crear nuevas políticas de innovación adaptativa, conscientes de que solo sobrevivirán aquellas instituciones que mejor se adapten al nuevo contexto y sean competitivas. Bajo estos supuestos, las organizaciones deben configurar, a juicio del profesor Bermejo, verdaderas atalayas de reflexión estratégica desde las que se aborden de manera sistemática los intangibles más importantes para la organización como pueden ser la reputación, la gestión del talento o la creación de valor compartido.
El gobierno corporativo viene a ser el cerebro de la organización, ese equipo de metacognición y reflexión estratégica que debe incorporar altas dosis de liderazgo (líder es aquel que provoca que lo que tenga que pasar, pase) y emprendimiento (también a nivel interno o intraemprendimiento).
A fin de implementar un modelo de gobierno corporativo en el ámbito de la empresa, el profesor Manuel Bermejo propone un modelo en seis pasos:
1. Entender el contexto: necesidad de adaptación a un mundo cambiante.
2. Abordar las singularidades: adaptación del gobierno corporativo a la singularidad de la empresa u organización.
3. Apoyarse en el modelo de la doble derivada: compartir una misión, visión y valores, por una parte, y estrategia, por otra.
4. Gestionar los retos de la organización.
5. Gestionar los retos del negocio.
6. La ayuda externa en forma de consejeros independientes.
El gobierno corporativo es ya una realidad en las grandes corporaciones y también en muchas empresas familiares. No obstante, es un reto pendiente para las instituciones y centros educativos.
Los centros educativos -y especialmente las instituciones educativas – necesitan un cerebro que reflexione sobre la estrategia y los intangibles más importantes en el campo educativo en un momento de profundo cambio en el mundo y en el sector. Solo los centros educativos realmente competitivos y que creen valor compartido sobrevivirán de aquí a dos décadas. De ahí la importancia de crear espacios de reflexión en los que sean posibles los momentos «napoleónicos» de la organización (en términos de Bermejo), es decir, de visión estratégica y a largo plazo. Frente a todo tipo de excusas y quejas o «esqueísmo» («es que la LOMCE», «es que los padres», «es que el concierto…) es momento del «hay que» y de la lucidez.
Aquellos centros e instituciones que creen progresivamente un marco de gobierno corporativo con asesores externos profesionales podrán incorporar una agenda de temas estratégicos realmente decisivos para su supervivencia futura: la reputación, la atracción del talento (la selección de los profesores más excelentes), la gestión por competencias del profesorado, el cambio metodológico, el fundraising y la relación con los antiguos alumnos, el aprendizaje personalizado mediante las nuevas tecnologías, y la empleabilidad de los alumnos y la conexión real con el mundo de la empresa son a mi juicio los asuntos más importantes de dicha agenda.
Estamos asistiendo a un tiempo de auténtico cambio de paradigma en el mundo de la educación. Un tiempo apasionante que requiere también nuevas formas de gobernanza, nuevas relaciones entre los profesores y los equipos directivos, nuevos roles por parte del profesorado (en calidad de coach y de intraemprendedor).
Para abordar estos retos, nada mejor que los equipos directivos y los profesores trabajen y gestionen los centros por proyectos, esa misma metodología que comenzamos a implementar con los alumnos pero que son pocos los centros y profesores que la ponen en marcha en su propia gestión estratégica como centro o institución. ¿Cómo vamos a crear redes virtuales si no somos capaces de crear equipos de trabajo de carne y hueso? ¿Cómo vamos a enseñar a trabajar por proyectos si somos incapaces de gestionar proyectos de nuestro centro? ¿Cómo vamos a evaluar competencias de los alumnos si no evaluamos las competencias y el desempeño docente de los profesores?
Una cosa está clara. Aquellos centros educativos e instituciones que creen y perfeccionen su gobierno corporativo darán un paso de gigante de cara a su supervivencia futura. Dejarse ayudar y contar con asesores externos es uno de los primeros pasos. Ponerse manos a la obra es la resolución más lúcida. ¿Quién será el primero?